Aukan
Ahora en 2017 se cumplen 20 años desde que en Lumako surgió el Movimiento mapuche Autonomista, movimiento sísmico que cambió para siempre la relación entre el Estado chileno y el pueblo mapuche.
Desde 1997 ha experimentado avances y retrocesos, mas es innegable que ha logrado dos grandes victorias: instalar la demanda por autonomía en Chile y en el Wallmapu y, además, impulsar una gran conciencia nacionalitaria en nuevas generaciones mapuche.
Lumako es mucho más que una simple palabra: es tierra y territorio, es resistencia, es Mundo y País mapuche. Es contra-violencia mapuche que emergió para enfrentar la violencia histórica chilena que lo oprime desde el siglo XIX.
Sin el recurso a la violencia política de una parte del Movimiento mapuche jamás se hubiese visibilizado el conflicto chileno-mapuche y la situación de dominación a la que se encuentra sometida por el Estado chileno.
Sólo un segmento minoritario del movimiento mapuche recurre a la violencia política como forma de acción colectiva, sin embargo su impacto ha tenido una transcendencia histórica inmensurable. Es contra-violencia, porque la política indígena chilena es históricamente violenta. Ayer le usurpó su territorio, hoy allana comunidades, tortura y asesina mapuche.
Lumako estremeció al Estado y éste no supo ni sabe qué hacer, excepto reprimir.
La solución es política, no es ni policial ni militar. El movimiento mapuche está abierto al diálogo y el Estado clausura esa posibilidad.
Precisamente de la violencia histórica chilena, la histeria colonial actual y la resistencia mapuche versa este libro.